Roberto Fontanarrosa estuvo el año pasado en el ciclo Literatura argentina por escritores argentinos, que realizó el Departamento de Cultura del Banco Galicia en
“Humor y literatura, charla abierta con Roberto Fontanarrosa” fue el título del encuentro, y la gente no paró de reír escuchándolo, si bien habló con una seriedad que se parece corresponder con el carácter de los buenos humoristas. Silvia Hopenhayn, periodista literaria, fue la presentadora.
Para comenzar, fiel a su estilo, contó una anécdota para aclarar: “No tenemos ningún plan preconcebido para esta charla. Como dijo Juan Verdaguer: ‘Estoy muy ansioso por saber que voy a decir’”.
Entonces, Silvia Hopenhayn le preguntó sobre la musa inspiradora que él había mencionado alguna vez, pero explicó: “Tengo que publicar todos los días, si tengo que esperar a que venga la musa inspiradora me muero de hambre. Tengo que leer el diario, anotar; hay un porcentaje grande de información, hay mucho de oficio, y un porcentaje pequeño, a mi juicio, de facilidad personal”.
No podía dejarse de mencionar su intervención en el Congreso de
La presentadora le hizo cambiar el rumbo de la charla y le preguntó por Borges, que es personaje de un cuento suyo: “¿Jorge Luis, decís vos? El cuentito ése tiene que ver con la siempre castigada televisión. Lo que ve el personaje de El Aleph en aquella casona, debajo de una escalera, en la oscuridad de un sótano, aquel pequeño punto brillante donde se veía toda la actividad del mundo y del universo en el mismo momento, era un televisor. El cuento es eso, viene un japonés de
Sobre el final, Silvia Hopenhayn leyó el comienzo de uno de sus cuentos: El sueño del General Cornejo y a continuación Fontanarrosa dijo: “La elección de este tema tan profundo, el ronquido, marca un poco la línea de pensamiento mía, no esperen de mí que resuelva el problema del todo y la nada, ser o no ser, nos vamos a acercar al ronquido y esas cosas”. Por algo el Negro es el artista de todos.
Aplausos finales.